Es muy probable que, si tienes relación con algún proyecto que siga metodologías ágiles (más concretamente Scrum), hayas oído hablar del Sprint 0. Este término se refiere a la fase inicial y preparatoria del proyecto, dedicada a la planificación, el setup técnico y la definición de la arquitectura, antes de que comience el desarrollo funcional. Se pueden generar dudas sobre su funcionalidad o qué es exactamente, por lo que vamos a tratar este concepto y las ventajas del Sprint 0.
El término “Sprint 0” genera numerosos debates encaminados a determinar si su uso es adecuado. Para entender esta polémica, se hace necesario contextualizarlo dentro de las metodologías ágiles y, más concretamente, dentro de Scrum.
¿Qué son las metodologías ágiles y Scrum?
Para entender qué es el Sprint 0, primero es necesario conocer el entorno en el que se enmarca: las metodologías ágiles. Estas metodologías son conjuntos de prácticas y principios que buscan simplificar y optimizar el desarrollo de software, facilitando la gestión, el control y reduciendo los tiempos de entrega y adaptación del proyecto, entre otros beneficios.
Una de las metodologías ágiles más utilizadas es Scrum, un marco de trabajo (framework) diseñado para gestionar proyectos complejos a través de equipos autoorganizados y colaborativos.
En Scrum, el desarrollo se estructura en sprints: ciclos de trabajo cortos y repetitivos en los que el equipo define, desarrolla y entrega incrementos funcionales del producto.
Este enfoque se basa en la iteración continua y en la entrega incremental de valor, lo que permite ajustar el proyecto de manera constante, mejorar la comunicación con el cliente y maximizar la eficiencia del equipo. En definitiva, Scrum promueve una forma de trabajo flexible, transparente y orientada a resultados tangibles.
¿Qué es un Sprint en Scrum?
Tal y como se ha comentado, en Scrum los proyectos se desarrollan con iteraciones cortas, fijas, regulares y sucesivas. El término empleado para denominar estas iteraciones, plazos o ciclos es el de “Sprint”.
Cada uno de los Sprints que forman el proyecto debe entenderse por sí mismo, como si fuera un subproyecto y, por tanto, con su propia planificación y revisión. Los Sprints tienen una duración máxima fijada (timeboxed), de forma que se mantiene la productividad al máximo siguiendo el ritmo de trabajo.
Un punto clave de los Sprint es que debe dar como resultado un entregable o producto final que funcione por sí mismo, independientemente de los cambios que puedan realizarse a posteriori. El objetivo del Sprint es conseguir un incremento del valor del producto que se pueda presentar al cliente o empresa. Comprender esto es especialmente relevante debido a que es una de las causas que generan más polémica respecto al Sprint 0.
¿Qué es el Sprint Cero?
En la actualidad, el Sprint 0 no se hace referencia explícita en el Scrum Guide. De hecho, el coautor Ken Schwaber considera que es una «mala denominación» y que realmente se refiere a la planificación que se realiza de forma previa al Sprint 1. El debate se centra en que, formalmente, no genera ningún incremento de valor del producto funcional, algo que es necesario según la definición estricta de sprint. Sin embargo, el uso de esta expresión sigue siendo útil para definir la Fase de Descubrimiento o Pre-Sprint que es obligatoria para cualquier proyecto complejo.
Tal y como se ha dado a entender, el Sprint 0 corresponde a la fase previa al inicio de un proyecto de Scrum. Tiene como objetivo establecer el propósito del proyecto, así como las líneas principales de trabajo. Durante este periodo, tienen lugar distintas tareas:
- Arquitectura y Entornos: Se estudia el diseño y la arquitectura, así como los entornos de desarrollo y herramientas de seguridad necesarias.
- Definición de Alcance: Se elabora la versión inicial del Product Backlog y se preparan las historias de usuario prioritarias.
- Definición de «Hecho» (DoD): Se determina cómo debe ser el resultado final para que el proyecto se considere finalizado (conocido como DoD, Definition of Done).
- Rigor Metodológico: Se define el equipo y los roles, creando la estructura básica de metodologías ágiles para que los siguientes sprints se desarrollen de manera satisfactoria.
Ventajas del Sprint Cero
Debido a que esta noción no existe oficialmente en el método Scrum, se puede entender que el desarrollo de esta etapa no es obligatorio. De hecho, se genera polémica en torno a su necesidad por este mismo motivo, ya que no se le considera un “sprint” como tal. Sin embargo, dejando de lado la denominación del mismo, este concepto cuenta con diversas ventajas:
- Minimización de la Incertidumbre: Permite identificar los objetivos y puntos clave del proyecto con más exactitud, definiendo el alcance, el coste y la duración.
- Alineamiento Metodológico: Ayuda a tener claras las bases del proyecto y la metodología ágil que se empleará, lo cual facilita su aplicación.
- Hoja de Ruta: Sirve como guía de planificación para el resto de sprints, simplificando el inicio del proyecto y ahorrando tiempo más tarde.
- Rigor Consultivo: Quienes defienden el uso del Sprint 0 alegan que, aunque no aporta un valor explícito de producto, su valía se manifiesta en una mejora de la planificación.
Conclusiones
Como ya hemos visto, el Sprint 0 no forma parte de Scrum, pero puede ser muy útil en determinados casos, por ejemplo, si es la primera vez que se trabaja utilizando metodologías ágiles. Sin embargo, para equipos ya formados en esta materia y con experiencia puede resultar totalmente prescindible.
Quienes defienden el uso del Sprint 0 alegan que no se trata de una simple fase de análisis, exponiendo que, aunque no aporta un valor explícito como resultado del proyecto, esta valía sí se manifiesta en una mejora de la planificación para el resto de los sprints. Dentro de los partidarios de esta etapa, existen quienes consideran que sería adecuado cambiar el término “Sprint”, precisamente por la polémica que ocasiona, mientras que otros defienden que el concepto es correcto por seguir los principios ágiles de Scrum y el resto de los sprints ya establecidos.
Mucha gente niega la existencia de este sprint porque se ciñen de manera estricta a lo establecido en las bases de Scrum. Una posible solución para aquellos que no “creen” en el Sprint 0 pasa por integrar todas las tareas que se agrupan bajo el mismo en el primer sprint (“Sprint 1”).
Sea como sea, existe más o menos un consenso a la hora de afirmar que el Sprint 0 no forma parte de Scrum, tal como demuestran las guías del mismo al no mencionarlo como evento oficial, e incluso como se deja ver en palabras de sus creadores.
Ahora bien, ¿es necesario seguir al pie de la letra lo decretado por la metodología Scrum? ¿Puede que quepa la posibilidad de hacer una excepción con el Sprint 0, aun sabiendo que se trata de una etapa ajena a este método?
En Digital55, entendemos que la clave es la adaptación metodológica. Si su proyecto requiere esta fase de consultoría estructurada para garantizar la escalabilidad, la planificación inicial es innegociable. La pregunta final no es si el Sprint 0 es parte de Scrum, sino si es necesario para el éxito del proyecto.



