Uno de los conceptos más sonados del fintech es la tecnología del modelo robo-advisor, de la fusión de los términos robot y advisor (del inglés, asesor). Aunque esta denominación es la más habitual, también podemos referirnos a él como “asesoramiento financiero automatizado” o “gestor automatizado de carteras de inversión”. Es una buena alternativa a los servicios a los que estamos acostumbrados, ya que permite prescindir de la intermediación de los asesores financieros, y por sus ventajas será interesante tenerlos en cuenta.
¿Qué son los robo-advisors?
Los robo-advisors son servicios online de gestión financiera que se encargan de prestar asesoramiento a los clientes, construir sus carteras y manejar y gestionar sus inversiones de manera automatizada, sin necesidad de que el usuario haga nada. Esto es posible a mediante el uso de algoritmos financieros, junto con datos y estadísticas que le permitan tomar las mejores decisiones.
El proceso para el cliente o inversor es bastante sencillo. Este solo necesita encender su dispositivo y acceder a la plataforma de robo-advisor con la que quiere trabajar. Entonces, se le pedirá que rellene un test, respondiendo a cuestiones como su nivel de tolerancia al riesgo, sus objetivos financieros, su capacidad de inversión, conocimientos, horizonte temporal, etc. De esta manera, se extraen unos datos fundamentales sobre el perfil del inversor para que el robo-advisor comience a trabajar.
El robo-advisor cuenta con algoritmos que le permiten estudiar la información proporcionada en el cuestionario y otras variables, además de realizar cálculos para determinar qué le conviene más al cliente, adaptándose a sus necesidades. De este modo, genera y le asigna o sugiere al usuario una cartera de inversión personalizada, aunque puede ser modificable si el inversor así lo decide.
Cuando el cliente ha aceptado la cartera y esta ha sido construida con el dinero tras abrir una cuenta, puede ser revisada de manera automática. Las inversiones pueden reequilibrarse para mantener los objetivos previstos y dependiendo del mercado, e incluso tomar decisiones para mejorar la rentabilidad dentro de los niveles de riesgo determinados y otros parámetros establecidos. También puede llevar a cabo funciones como la reinversión de dividendos o la optimización fiscal.
Debido a que ya un gran porcentaje de los usuarios utiliza los canales digitales (webs, aplicaciones móviles, etc.) para gestionar sus operaciones y manejar su dinero, la desconfianza en estos medios online se ha visto reducida en los últimos tiempos, si bien todavía quedan personas reacias a su uso, en muchos casos con una brecha generacional como causa.
Diríamos que, de momento, los robo-advisors tienen clientes menos tradicionales. Estos serán sobre todo aquellos más jóvenes, debido a que la parte tecnológica les resulta más atractiva y a que suelen tener menos capacidad de inversión, con requerimientos más básicos o que se están iniciando en este mundo, dando sus primeros pasos en la construcción de una cartera de inversión.
Ventajas de los robo-advisors
Además de la clara ventaja que supone la automatización de procesos, los robo-advisors presentan otros beneficios para quienes los utilizan. Mencionamos algunos a continuación.
- Accesibilidad: gracias a la automatización, la gestión profesional de inversiones es más accesible para todos, aunque dispongan de una menor cantidad de dinero para invertir y a pesar de no contar con conocimientos demasiado profundos en la materia.
- Menor coste: al utilizar tecnología que automatiza los procesos se suele necesitar menos personal, pudiendo reducir el coste del servicio y las comisiones, permitiendo un mayor margen de rentabilidad.
- Comodidad: no son necesarios los desplazamientos a oficinas y, gracias a las aplicaciones móviles, ni siquiera es necesario estar en casa. El carácter digital permite gestionar todos los aspectos y estar al tanto de la evolución de la cartera al instante y con un solo clic.
- Sencillez y personalización: el proceso es fácil de completar. El cliente accede a la plataforma y responde a una serie de preguntas del test de idoneidad, con las cuales el robo-advisor obtendrá datos relevantes sobre su perfil para personalizar la inversión a sus características.