Es muy frecuente escuchar términos como IoT (Internet of Things, es decir, Internet de las Cosas), que recientemente está ganando más popularidad en nuestras vidas por la multitud de aplicaciones que permite. En su adopción es fundamental la “omnipresencia” de Internet en una amplia variedad de dispositivos y objetos, además de la implementación de tecnologías como sensores y procesadores cada vez más pequeños y sofisticados.
Pero… ¿Qué es IoT?
Es complicado hacer una definición de Internet de las Cosas, pero, de manera muy resumida y como el propio término indica, es lo que permite conectar el mundo digital (Internet) con el físico (de las Cosas).
IoT se podría entender como la interconexión digital de dispositivos y objetos (incluso cotidianos) con otros mediante redes como Internet. Emplean sensores integrados y otras tecnologías que, entre otras cosas, les permiten mostrarse visibles a otros dispositivos para permitir la conexión, comunicación e interacción entre los mismos. Esto deriva en objetos más inteligentes que permiten ofrecer servicios y datos de gran utilidad y que los dotan de cierta independencia, sin necesidad de una intervención humana expresa.
¿Para qué sirve IoT?
Cuando hablábamos de la “omnipresencia” de Internet podría sonar como un término excesivo. Sin embargo, es cierto que, durante los últimos años, la idea de conexión a Internet se ha ido ampliando, dando paso a dispositivos más allá de portátiles, smartphones y tablets. Así, podemos encontrar ejemplos de Internet de las Cosas en frigoríficos, vehículos, bombillas, herramientas de trabajo en distintas industrias… en resumen, casi cualquier objeto que pudiera aportar un beneficio añadido mediante su conexión a la red.
El objetivo de IoT es facilitar todo tipo de tareas que se pueden delegar a manos de la tecnología, de modo que nosotros nos centremos en otros aspectos más relevantes reduciendo los tiempos. De igual modo, incluye la búsqueda de una mayor seguridad y productividad.
El hecho de que cualquier objeto pueda convertirse en una fuente de datos es tremendamente influyente a nivel empresarial, generando nuevas oportunidades de negocio o mediante la mejora continua de las ya existentes.
Principales aplicaciones de Internet of Things
Algunos de los ejemplos de Internet de las Cosas más sonados son los relacionados con la domótica o los wearables, pero existen muchas más soluciones de IoT tanto en el terreno empresarial, como en los objetos cotidianos del día a día.
La aplicaciones de IoT más sonadas son aquellas capaces de marcar una mejora notable en nuestro día a día, esto es, en los dispositivos “vestibles” (los famosos wearables) y en los componentes de nuestro hogar (la domótica).
Los wearables han irrumpido con fuerza desde hace algunos años y se mira con bastante optimismo el crecimiento de este negocio durante los próximos. De hecho, ya en la actualidad son muy populares, lo que ha derivado en una democratización de los precios vinculada a la generalización de su uso. Se trata de tecnologías que nos acompañan prácticamente durante todo el día a modo de complementos (relojes, gafas, pulseras, auriculares, camisetas e incluso deportivas). Son de especial relevancia para actividades deportivas o monitorización de nuestra salud, ofreciéndonos de forma rápida y precisa información sobre nuestro rendimiento, la calidad de nuestro sueño, las calorías consumidas, la distancia recorrida, nivel de hidratación… Son capaces de hacer recomendaciones y predicciones de mejores recorridos o incluso sobre cuánto tiempo más es aconsejable hacer deporte en función del estado del usuario. También se utilizan en algunos entornos laborales, con la finalidad de mejorar la seguridad y productividad de los empleados, reduciendo los tiempos y actuando con mayor exactitud frente a las incidencias.
Internet of Things se puede implementar a mayor escala, por ejemplo, para transformar ciudades en lo que se denominan smart cities. En estos casos, la tecnología se enfoca principalmente en tratar temas de sostenibilidad, eficiencia y cuidado medioambiental, pero en general se trata de facilitarle el día a día a los ciudadanos y conseguir una gestión más sencilla y efectiva. Algunos ejemplos de uso son:
- Optimizar la gestión del alumbrado para que siga horarios más adecuados en función a diversos parámetros, considerando también el ahorro energético en base a las horas de luz solar.
- Establecer una gestión más adecuada para el suministro de los recursos energéticos y de agua, obteniendo datos de uso para encontrar puntos de mejora, modificables incluso de manera automática.
- Permitir a los ciudadanos utilizar sus dispositivos conectados a Internet para establecer una interacción con otros aspectos de su ciudad y, por ejemplo, enviar avisos de problemas que estén ocurriendo en su entorno, de forma que se pueda intervenir.
Un punto estrechamente vinculado a las smart cities es la movilidad y el tráfico, dentro del cual encontramos ideas como estas:
- Información sobre transporte público: sobre incidencias, tiempos de espera, rutas alternativas…
- Gestión del tráfico: mediante la recopilación de datos en tiempo real acerca del estado del tráfico, permitiendo adecuar, por ejemplo, los semáforos para que se adapten a la situación y permitan descongestionar las carreteras más afectadas. Además, puede ayudar a una reducción de los niveles de contaminación.
- Coche conectado: vehículos que integran tecnologías como sensores y conexión a Internet, ofrecen al conductor ayudas y datos adicionales, por ejemplo, recomendando la ruta más rápida en función del tráfico actual, contactando directamente con un taller ante una avería o informando de los niveles de combustible restantes y ubicando en el mapa gasolineras cercanas.
- Gestión del aparcamiento: determinando las plazas libres y las zonas con más afluencia. Vinculando esta información a los coches conectados, los conductores podrán recibir alertas sobre los sitios libres para aparcar más cercanos a su destino o a su posición actual.
A pesar de que sectores como la agricultura o la ganadería se suelen asociar con componentes más tradicionales, en estos campos también se utilizan los avances de IoT y, además, con notables mejoras y derivando en un mejor desempeño de las actividades.
En agricultura, los fines del Internet de las Cosas son muy variados, por ejemplo:
- Riego automático optimizado mediante aspersores inteligentes.
- Obtención de datos en tiempo real sobre los cultivos, con sensores que recogen información de la calidad del suelo, además de condiciones como humedad, temperatura o luminosidad. Esto permite tomar mejores decisiones, detectando y cubriendo las necesidades del cultivo, como el riego, el abonado, la prevención de plagas o incluso saber cuándo se podrá cosechar.
- Cruzar las variables recogidas previamente con las condiciones metereológicas, útiles tanto para decidir cuándo plantar cosechas como aspectos como el riego (por ejemplo, para evitar que el riego coincida con lluvias abundantes).
- Optimizar las tareas realizadas por la distinta maquinaria, llegando a existir incluso tractores “inteligentes”, esto es, automatizados y que siguen las indicaciones previas.
Respecto a la ganadería, destacan usos como la geolocalización de los animales o su identificación (por radiofrecuencia, RFID) y seguimiento biométrico. Con ello, se puede disponer de todos los datos necesarios respecto al animal (salud, edad, peso, temperatura, posibles enfermedades e incluso época de fertilidad).
La hostelería también se ha sumado al IoT. Ayuda a mantener un ambiente adecuado en el local (temperatura, iluminación…), a gestionar los alimentos y aparatos de cocina (con datos sobre fechas de caducidad) y contribuye a una correcta gestión de los pedidos en menos tiempo. Un ejemplo son los dispositivos que informan a un comensal de cuándo está preparado su pedido.
En el sector turístico y de ocio ocurre algo similar y, al existir un contacto tan directo con el consumidor final, podemos fácilmente detectar este tipo de avances en el servicio recibido. Iniciativas llamativas son:
- Hoteles que informan al huésped de la ubicación y estado de su habitación, indicándole si puede acceder a ella y permitiendo que abra la puerta mediante un wearable o su propio smartphone. Se pueden recoger las preferencias de los usuarios para emplearlas en futuras estancias y mejorar su experiencia.
- Apps que ofrecen todos los datos necesarios sobre los vuelos y la ubicación de las terminales en los aeropuertos.
- Acceso a distintas actividades de ocio (musicales, parques de atracciones o temáticos, conciertos, festivales…) con el uso de una app o incluso un wearable, que en algunas ocasiones funciona como monedero dentro del recinto. También existen apps para que la persona se ubique en todo momento y conozca los puntos de interés, las mejores rutas o los tiempos de espera de cada lugar.
Uno de los sectores en los que Internet de las Cosas puede tener más repercusión es en el retail. En él encontramos algunos de los usos probablemente más conocidos de este tipo de tecnologías, en los cuales profundizamos a continuación con varios ejemplos:
- Gestión del inventario: a través de diferentes dispositivos con sensores incorporados, como pueden ser las estanterías inteligentes. Se utiliza la tecnología RFID, que lee automáticamente la información de los productos disponibles. De este modo, se controla correctamente el stock disponible tanto en el almacén como en las distintas tiendas, ofreciendo al consumidor a través de la web los datos permanentemente actualizados. Con ello, se puede saber instantáneamente qué productos necesitarán una reposición. También se realiza un seguimiento del transporte de esas mismas mercancías, asegurando su correcta entrega y dejando un registro de su recorrido.
- Logística: los envíos a los clientes son registrados en todo momento y en tiempo real, proporcionando una información muy valiosa sobre su estado y ubicación para la empresa y al consumidor. Ayuda a evitar el deterioro, rotura o pérdida de los productos, por ejemplo, controlando la temperatura. Permite también encontrar las rutas más recomendables.
De todos modos, en el sector retail se dedican la mayoría de estos recursos a maximizar la satisfacción de los usuarios, ya que derivarán en más ventas y clientes fidelizados y, con ello, un mayor beneficio.
- Conseguir y analizar datos sobre los clientes como su perfil, su frecuencia de visita, ticket de compra, etc. Todo ello permite entender el comportamiento del consumidor, predecir futuras conductas y mejorar así la experiencia de compra que se ofrece a cada uno de ellos.
- Tiendas físicas cada vez más virtuales: que ofrecen opciones como probar los productos mediante realidad virtual o aumentada, acceder al catálogo para consultar el stock (o incluso comprarlo) desde una pantalla, carteles digitales que se actualizan para modificar precios u ofertas, asistentes virtuales que realicen recomendaciones o productos relacionados para cada cliente, etc.
- Notificaciones sobre ofertas personalizadas: mediante el uso de pequeños sensores o beacons, se puede ubicar al usuario en la tienda y ofrecer promociones cercanas relevantes para él y otra información de utilidad.
- Mapas de calor: que recopilen la afluencia en los distintos puntos del centro comercial o tienda, determinando por tanto dónde son los lugares idóneos para colocar puestos, publicidad o tiendas.
Para el sector sanitario, IoT supone una mejora de la atención que reciben los pacientes y consigue que esta se extienda fuera del hospital. Así, se puede realizar un seguimiento de las constantes de un paciente, monitorizando su estado y evolución en tiempo real y de manera instantánea, para realizar diagnósticos y ofrecer atención desde casa. La gran cantidad de datos recopilados permiten hacer predicciones y obtener diagnósticos anticipados y mucho más exactos, pudiendo establecer protocolos de actuación previos. En los propios hospitales se hace uso de sensores y otros dispositivos para tareas como simplificar la comunicación entre el personal sanitario, ubicar los recursos de manera sencilla o, por ejemplo, controlar con exactitud el suministro de medicamentos.
Estos son solo algunos de los muchos ejemplos de ámbitos en los que se puede aplicar Internet of Things, con grandes beneficios para todos ellos.
El futuro de Internet of Things
El Internet de las Cosas supondrá grandes cambios en nuestro estilo de vida y en la forma en la que trabajamos, como se puede suponer por su popularidad. Tal es la magnitud que se le prevé, que ha llegado a ser comparada con la Revolución Industrial.
Es probable que durante los próximos años se vaya implementando cada vez más, sobre todo en el terreno empresarial, abriendo paso a nuevos modelos de negocio y estrechamente vinculada al Machine Learning y la Inteligencia Artificial en general.
Se prevé que la llegada y próxima generalización de las redes 5G contribuya, gracias a su rapidez, a mejorar todos los procesos vinculados al Internet de las Cosas. Se considera que esto, junto a una mayor oferta y un menor coste, serán factores determinantes para que IoT alcance una adopción masiva. Sin embargo, antes habrá que solucionar barreras, principalmente, los riesgos de seguridad.