La Comisión Europea presenta cifras que reflejan cambios estructurales en nuestra sociedad: desde 2021, una de cada cuatro personas trabaja de forma remota; el número de hogares ha aumentado, mientras que su tamaño medio disminuye; y, de cara a 2050, se prevé que el 30 % de la población europea tenga más de 65 años, frente al 20 % actual. Estos datos no sólo marcan una transformación demográfica y social, sino que exigen a las organizaciones repensar cómo diseñan y ofrecen sus productos y servicios: más accesibles, más inclusivos y adaptados a una población diversa.
Los retos de una población envejecida en Europa
El envejecimiento progresivo de la población europea plantea retos significativos para gobiernos, empresas y proveedores de servicios digitales, especialmente en lo que respecta a garantizar la inclusión tecnológica de las personas mayores.
- Brecha digital generacional: Aunque la alfabetización digital ha avanzado en la última década, persisten diferencias notables en el uso y la confianza en la tecnología entre generaciones. Está marcado especialmente en los mayores de 75 años, quienes a menudo se enfrentan a una menor familiaridad con dispositivos digitales y entornos virtuales.
- Barreras de acceso a servicios esenciales: La creciente digitalización de servicios públicos (como pensiones, salud, atención social o trámites administrativos) puede dejar atrás a las personas mayores si no se garantiza la accesibilidad digital y la disponibilidad de canales alternativos no digitales.
- Diseño inclusivo como necesidad, no como opción: La Unión Europea ha dejado claro que la transformación digital debe ser inclusiva y respetuosa de los derechos fundamentales. Esto implica desarrollar soluciones tecnológicas accesibles desde su concepción, pensando en la diversidad funcional y en las necesidades específicas de colectivos como las personas mayores.
- Limitaciones funcionales relacionadas con la edad: El deterioro progresivo de la visión, la audición, la memoria o la motricidad fina puede dificultar la interacción con interfaces digitales no accesibles. Elementos como textos pequeños, baja sensibilidad táctil, navegación poco intuitiva o ausencia de soporte audiovisual agravan estas barreras.
- Riesgo de aislamiento social: Cuando los servicios digitales no están adaptados, muchas personas mayores quedan excluidas de actividades esenciales y de la vida social conectada, lo que contribuye a su aislamiento, especialmente en zonas rurales o entre quienes tienen movilidad reducida.
¿Cómo afecta la accesibilidad a los mayores?
La accesibilidad web es fundamental para que las personas mayores puedan interactuar con el entorno digital de forma segura, eficiente y autónoma. Algunos de los obstáculos más comunes que enfrentan incluyen:
- Texto con poco contraste o tamaño reducido, que dificulta la lectura para personas con visión limitada.
- Interfaces complejas o con exceso de información, que pueden generar confusión en quienes tienen dificultades cognitivas o de memoria.
- Falta de subtítulos o transcripciones en contenidos multimedia, lo cual representa una barrera para personas con pérdida auditiva.
- Navegación que requiere movimientos rápidos o precisos, lo que puede ser un problema para personas con temblores o limitaciones motoras.
Una web accesible es aquella que se adapta a estas necesidades, permitiendo que cualquier persona, sin importar su edad o condición, pueda usarla con facilidad.
Ejemplos de uso de tecnologías inclusivas para personas mayores
Afortunadamente, existen múltiples tecnologías diseñadas para facilitar la vida digital de las personas mayores. Algunos ejemplos incluyen:
- Lectores de pantalla y asistentes de voz como VoiceOver (Apple), TalkBack (Android) o Alexa, que permiten acceder a información sin necesidad de leer o interactuar visualmente.
- Configuraciones de accesibilidad en sistemas operativos que permiten aumentar el tamaño del texto, activar subtítulos automáticos o simplificar la navegación.
- Aplicaciones con interfaz simplificada para mensajería, videollamadas o gestión de medicamentos, diseñadas especialmente para adultos mayores.
- Teclados adaptados y dispositivos con botones grandes, pensados para personas con dificultades motrices o visuales.
Estas tecnologías no solo ayudan a superar barreras, sino que también promueven la independencia y la participación activa en la sociedad.
Cómo adaptar los servicios digitales a la población mayor
Las organizaciones públicas y privadas pueden tomar medidas concretas para garantizar que sus productos y servicios digitales sean accesibles para personas mayores. Algunas recomendaciones clave incluyen:
- Seguir los principios del diseño universal, creando soluciones que funcionen para todos desde el inicio, sin necesidad de adaptaciones posteriores.
- Cumplir con los estándares internacionales de accesibilidad, como las WCAG (Pautas de Accesibilidad para el Contenido Web).
- Simplificar la interfaz de usuario: usar menús claros, navegación intuitiva y lenguaje sencillo.
- Permitir personalización: ofrecer opciones para ajustar el tamaño del texto, el contraste de colores o activar ayudas visuales/auditivas.
- Realizar pruebas con personas mayores: involucrar a usuarios de este grupo en las pruebas de usabilidad permite detectar barreras reales y mejorar la experiencia final.
Las organizaciones deben abordar estos cambios, tanto por un compromiso ético, como por ser algo imprescindible para aumentar su alcance. El problema es que, a menudo, las empresas no están al tanto o no cuentan con expertos en la materia para asegurar que los cambios se realicen correctamente y respetando los objetivos y la identidad corporativa.
Ante casos como esos, una de las formas más ágiles de adaptarse a normativas como el Acta Europea de Accesibilidad es confiar en expertos en la materia. En Digital55 contamos con un equipo especializado en abordar la accesibilidad desde QA, por lo que, a través de una auditoría, somos capaces de detectar todos los puntos de actuación e incluso automatizar las revisiones para asegurar su cumplimiento en el tiempo.